El pasado proceso electoral, los y las candidatas de la coalición 4T pasaron por encima de lo no 4T de manera mayoritaria.
Es importante entender y digerir que:
- Para imponer tu modelo de gobierno, hay que gobernar y tener mayoría legislativa.
- Para gobernar, hay que ganar elecciones.
Y eso es lo que hizo la 4T en el pasado 2024: ganó mayorías en locales y federales, que, además de una jugada inteligente de ingeniería electoral, obtuvo mayoría en la Cámara de Diputados.
En fin, gobiernan, tienen mayoría y eso implica que, mientras eso suceda, el modelo social y humanista 4T seguirá siendo el rey o la reina.
Para poder ser competitivo, es importante, en todo Latinoamérica y Norteamérica, ser parte de un partido político, que desde 1929 así funciona en nuestro país.
Una cosa es ser figura y otra cosa es poder ganar una elección.
En nuestro país, así como en Estados Unidos, el poder de movilización electoral se centra en grupos de poder dirigidos por liderazgos.
El apoyo de estos liderazgos siempre conlleva una negociación previa de intereses de todo tipo.
Ejemplifico dos casos muy populares:
- El caso del supuesto candidato independiente en Nuevo León, El Bronco, en 2015. Simplemente fue un priista, de carrera política priista, que se rebeló al poder de un gobernador poco popular entre sus líderes, y estos líderes optaron por irse con El Bronco a apoyarlo. O sea, nunca fue un independiente, fue un candidato que ganó por las estructuras priistas y panistas, molestas con el gobernador en turno, y El Bronco les ofreció espacios y concesiones.
- El famoso Kuma de Jalisco, que también en 2015 ganó la elección a diputado local y, después de eso, no ha vuelto a ganar nada. Se comenta en radio pasillo que su paso como líder estudiantil por el ITESO logró captar amistades con los reales líderes políticos que en aquel momento no estaban contentos con el PAN, siendo el ITESO, desde hacía varias elecciones, clave para el triunfo del PAN en ese estado.
O sea, se divorciaron de ellos y adoptaron al Kuma en 2015, y al parecer el PAN ya no logró cariño, pues desde las travesuras del último gobernador panista, los líderes jesuitas optaron por alejarse de ellos.
En Hermosillo, pasó algo interesante que dará muchos calambres a muchos «Toñistas»:
El Toño, sin el PAN, PRI y PRD, no gana la presidencia municipal. Su valor electoral depende totalmente de la maquinaria partidista que actualmente controlan Gildardo Real, Rogelio Díaz Brown y el popular Pepe Celaya.
Veamos un poco de números:
- El candidato al Senado, MFB, que juzgan y satanizan, obtuvo, digamos, un voto duro de esos partidos: 114,207 votos en Hermosillo. Bajo la fama y desgaste de su marca política, podemos suponer que su voto fue de la maquinaria partidista, en un 95% al menos.
- Ahora veamos, el Toño obtuvo 41 mil votos más que Manlio, y por ende eso implica que el Toño le sumó esos 41 mil votos a los 114 mil votos de los partidos.
El voto que el Toño obtuvo, el 75% se lo dieron las máquinas partidistas de Gildardo del PAN, Rogelio del PRI y Pepe Celaya del PRD.
Por lo que el Toño no ganaría nunca, solo o de independiente, una elección en Hermosillo y mucho menos en el estado.
Su gran reto, y creo que tiene ese don de unificar, es ser un unificador de intereses y garantizárselos a estos partidos que actualmente dirigen Gildardo, Rogelio y José Celaya.
Interesante, ¿verdad?