Ahora que los ciudadanos hemos decidido conservar el humedal de la Sauceda, empiezan a
surgir una pregunta que resolvería todas las dudas, ¿a quién le interesa secar el Humedal?
Está claro que cuando decidieron arrebatarnos el Parque de Villa de Seris, el principal
interesado era el entonces gobernador del estado Eduardo Bours, porque necesitaba cajones
de estacionamiento para el casino que construyó contiguo al destruido parque. Recuerdo
que en aquel entonces los rectores y directores de las principales instituciones de educación
superior del estado avalaron, con su firma, la destrucción de tan importante bien público
para favorecer el “impulso de la cultura” con la creación del elefante blanco llamado
MUSAS.
Ahora que los ciudadanos decidimos impulsar un acto simbólico mediante la campaña del
Galotón, muy pronto surgieron voces expertas que cuestionaron nuestra iniciativa
recurriendo a muchas verdades a medias, que sirvieron de presión a grupos ambientalistas,
que no tienen conciencia plena de la importancia ecológica de conservar ese oasis de la
ciudad de Hermosillo. Porque el Humedal no es solo un charco de agua, forma parte de
todo un ecosistema donde confluye la fauna y la flora, dando lugar a una diversidad de
especies, además es lugar de reposo de aves migratorias y, por si fuera poco, sirve de filtro
natural para toda el agua que extraen los pozos que alimentan de agua las tomas
domiciliarias de la buena parte de la ciudad. Dejar secar el Humedal significa que morirían
las especies acuáticas que lo habitan y tendría graves consecuencias en las otras especies de
flora y fauna que se alimentan de ese ecosistema.
Se dijo, primero, que era importante que no se vertiera agua potable de las tomas
domiciliarias porque muchas contienen cloro. Obviamente, el cloro puede dañar el
ecosistema, pero llega a nuestras casas de manera muy diluida por eso el agua puede
destinarse al consumo humano, como ocurre en miles de familias hermosillenses. Aún más,
si se vierte cloro diluido en una laguna que contiene cientos de miles de litros de agua, se
diluye aún más y, en última instancia, los peces preferirían tener ese tipo agua a no tenerla.
Aún así, en nuestra campaña fomentamos el uso de agua captada de lluvia, para evitar ese
problema. Luego se dijo, que era innecesario agregar agua porque de cualquier manera se
iba a evaporar, como si tal evaporación no ocurriera en los lagos privados que si se están
conservando. Ahora bien, alguien podría darnos el dato científico de cuánto tiempo tiene
que transcurrir para que se evaporen más de 100,000 litros de agua, dado que fue tan buena
la campaña que surgieron pronto quienes decidieron donar pipas de 10,000 litros con agua
de pozo, sobrepasando ya la cifra de las 10 pipas.
De cierta manera, da coraje que sean académicos, quienes en muchas ocasiones nos han
ofrecido el apoyo, los que den la cara y sean ellos los que cuestionen nuestras iniciativas y
no los verdaderos interesados en que se seque el Humedal. Por si no recuerdan, fue el actual
gobierno del estado el que desincorporó 7 polígonos de La Sauceda, 13.5 hectáreas, para
entregarlos a particulares a cambio de que les construyeran un centro de Convenciones y un

Hotel, situación que propició la lucha en defensa de la Sauceda y de los bienes púbicos en
general. Acción lidereada por el Colectivo Ciudadanía Activa, mismo que acaba de cumplir
101 jornadas ininterrumpidas de limpieza y reforestación.
Si supiéramos a quien realmente le interesa secar el Humedal, podríamos entender, más no
justificar, el silencio que han guardado la Conagua, la Comisión Estatal del Agua y Agua
de Hermosillo, cuando se pretende arrebatar un lago natural a los sonorenses y se protege
los lagos particulares de tres importantes desarrollos habitacionales.

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